Errar es de humanos y rectificar es de sabios, dice el dicho. Me critico de haber leído mal la convocatoria de las Juventudes y donde leí 14 eran las 14.00h del día 16. Espero que se me perdone por tener bastante miopía y estar condenado de por vida a llevar gafas. El error y la rectificación nos honra.
Pero la cuestión central no es esa, ésta, como diría Fraga, es una “menudencia”. Aunque me llama la atención que no vayan a aceptar, como ponen, enmiendas de última hora, como sí se ha hecho en anteriores ocasiones, máxime cuando sigo pensando que los plazos son mínimos por la dificultad de elaborar enmiendas en período estival, con muchos compañeros disfrutando de las merecidas vacaciones.
La cuestión central es toda mi crítica al PSM y a JSM, de lo que no rectifico, porque, tomando el lema de la pasada campaña electoral, “hay motivos”. Y hay motivos para seguir creyendo punto por punto toda mi crítica. Preferiría equivocarme en esto más que en lo anterior, porque me parte el corazón que los esfuerzos de miles de compañeros se dilapiden en ambiciones personales sin proyecto.
Lo que pretendo, con esto, es invitar a la reflexión personal. No sólo basta reconocer el error, hay que rectificar. Como yo mismo también estoy sometido a poder equivocarme, creo que es una obligación rectificar. Y no pasa nada. Y lo mismo invito a todo aquel aludido. Rectificad. Y no pasará nada. Y os habréis honrado a vosotros mismos y a vuestros compañeros. Es más, este tema, está abierto a todo comentario, a toda réplica, dentro de la educación. Si se quiere rebatir lo que escribo, por favor, hacedlo. Si no, entiendo el silencio como afirmación.
Si no yo gano nada criticando. Es más, pierdo; y perdemos todos. Pero, ¿cómo podremos criticar los errores ajenos si no nos vemos los propios primero? Esta crítica no es una crítica vacía de contenido, es una crítica constructiva. Os invito a la reflexión. No sólo está en juego los ideales de muchos compañeros, está en juego la confianza que millones de personas nos depositan para luchar por ellos. Ése es el único objetivo del socialismo, y no el interés propio.
Pero la cuestión central no es esa, ésta, como diría Fraga, es una “menudencia”. Aunque me llama la atención que no vayan a aceptar, como ponen, enmiendas de última hora, como sí se ha hecho en anteriores ocasiones, máxime cuando sigo pensando que los plazos son mínimos por la dificultad de elaborar enmiendas en período estival, con muchos compañeros disfrutando de las merecidas vacaciones.
La cuestión central es toda mi crítica al PSM y a JSM, de lo que no rectifico, porque, tomando el lema de la pasada campaña electoral, “hay motivos”. Y hay motivos para seguir creyendo punto por punto toda mi crítica. Preferiría equivocarme en esto más que en lo anterior, porque me parte el corazón que los esfuerzos de miles de compañeros se dilapiden en ambiciones personales sin proyecto.
Lo que pretendo, con esto, es invitar a la reflexión personal. No sólo basta reconocer el error, hay que rectificar. Como yo mismo también estoy sometido a poder equivocarme, creo que es una obligación rectificar. Y no pasa nada. Y lo mismo invito a todo aquel aludido. Rectificad. Y no pasará nada. Y os habréis honrado a vosotros mismos y a vuestros compañeros. Es más, este tema, está abierto a todo comentario, a toda réplica, dentro de la educación. Si se quiere rebatir lo que escribo, por favor, hacedlo. Si no, entiendo el silencio como afirmación.
Si no yo gano nada criticando. Es más, pierdo; y perdemos todos. Pero, ¿cómo podremos criticar los errores ajenos si no nos vemos los propios primero? Esta crítica no es una crítica vacía de contenido, es una crítica constructiva. Os invito a la reflexión. No sólo está en juego los ideales de muchos compañeros, está en juego la confianza que millones de personas nos depositan para luchar por ellos. Ése es el único objetivo del socialismo, y no el interés propio.
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